Recientemente, una Empresa dedicada a la Restauración y Rehabilitación de Patrimonio Nacional, acudió a mí para valorar y restaurar una gran cantidad de socarrats, 450 para ser más exactos.
El techo de una sala de un Palacio en Valencia, había sido desmontado y los socarrats apilados para su catalogación. El hecho de ver tantos socarrats juntos, y de esa antigüedad, ha sido muy emocionante para mí.
Querían saber si las pinturas, en muy mal estado, eran estables, si se podrían quitar las capas de polvo y hollín, para así recuperar los colores y los motivos originales. La finalidad, claro, es colocarlos de nuevo en su emplazamiento original.
Querían saber si las pinturas, en muy mal estado, eran estables, si se podrían quitar las capas de polvo y hollín, para así recuperar los colores y los motivos originales. La finalidad, claro, es colocarlos de nuevo en su emplazamiento original.
Después de testear el material, y muy a mi pesar, puesto que los óxidos se borraban solo con rozarlos, decidí no pasar a la siguiente etapa.
A la alegría por trabajar con estas maravillas, le ha seguido la decepción por su estado: el paso de los siglos y su modo de pintarlos marcaban unos límites muy claros sobre su actuación.
Estaba delante de Patrimonio Nacional.
Esta ha sido una experiencia reciente que quiero compartir, al tiempo que quiero mostrar, explicar, uno de los métodos utilizados en la Edad Media:
la Decoración en Frío (decoración no cerámica).
Estos socarrats fueron pintados ''a pie de obra'', es decir: no estaban cocidos, no pasaron por el horno hasta alcanzar los 980 grados que se requiere para que los óxidos se integren en la arcilla y así los pigmentos sean estables.
En el momento de su decoración y colocación, ¿quién iba a pensar que varios siglos después fueran sacados de su contexto y tratados como objetos de Arte?
No hay que olvidar que Socarrat, en términos cerámicos hace referencia a la mono cocción, es decir, una pieza de barro seca al aire y decorada para luego cocerla una sola vez.
Tal y como nos cuenta Manuel González Martí en su extensa Obra: ''Cerámica del Levante Español'':
“La elaboración de estos tableros estaba sujeta al siguiente proceso fabril: sacada la placa de barro aún tierno del molde que le había dado las proporciones de largo ancho y grueso, se secaba en paraje poco aireado y sin sol; después se la recubría de una ligera capa de pasta blanca, tierra caolinica, y sobre ella se pintaba con óxido de manganeso una silueta humana o animal, rodeada de elementos florales estilizados, trazados con óxido de hierro.
Terminadas las pinturas, se introducían los tableros en el horno hasta alcanzar los 980 grados quedando, al salir de esta única cocción, con resistencia para ser colocados en los techos de los palacios y con las pinturas, permanentes y de aspecto mate.''
Este método es el más aceptado, y como hemos visto, con alguna variación respecto al mismo.
Por una parte, los ejemplos de socarrats ''decorados en frío'' que mencionaba en mi experiencia reciente y también otros realizados en dos cocciones, una para obtener la placa en terracota y una segunda para consolidar la base blanquecina y los óxidos.
En Socarrat Artesanía, pintamos a mano todos los Socarrats, como antaño, para después cocerlos a 980 grados. De esta manera, garantizamos su perfecto estado...por siglos
Por una parte, los ejemplos de socarrats ''decorados en frío'' que mencionaba en mi experiencia reciente y también otros realizados en dos cocciones, una para obtener la placa en terracota y una segunda para consolidar la base blanquecina y los óxidos.
En Socarrat Artesanía, pintamos a mano todos los Socarrats, como antaño, para después cocerlos a 980 grados. De esta manera, garantizamos su perfecto estado...por siglos
